03: redefiniendo las palabras
el lenguaje parece estar en involución y yo propongo adjetivizar más para salvarlo
› escribo desde mi cama porque me puede el cansancio
› escucho Ryuichi Sakamoto porque este tema exige concentración
› puedes tardar en leerme unos 7 minutos, depende si te distraes o no
‹ en mi última publicación hable de las suscripciones del día a día
Acto 1
El mundo, dicen, está en expasión: somos más, vivimos más, necesitamos más. Algunos, hasta tenemos más. De casi todo. Siempre nos falta tiempo y sospecho, que también palabras.
Las que tenemos, las mutilams pra q entrn en format 40 crctres. Y las menos afortunadas, mueren porque un emoji puede completar frases de forma mucho más cómoda y eficiente. Por ejemplo :)
Estoy convencida de que el compañero que me mandó ese mensaje el otro día, no puso dos caritas felices para expresar su mood de lunes. Yo creo que lo que realmente quería era ahorrarse dos frases — y con ello los cinco minutos que le llevaría pensarlas, además del posible conflicto que podrían provocar. En concreto, yo pienso que el mensaje (no transcrito) que tenía en la cabeza era algo así:
Hola (🙃= Te recuerdo que te pedí hace dos semanas que subieras los proyectos y veo que todavía no están listos). Tienes tiempo para publicar los proyectos pronto, porfa?(🙂= es muy importante en este momento)
Ahora, las palabras a las que consideramos más bonitas o sexys, las abusamos hasta que pierden todo significado. En el ámbito laboral, por ejemplo, ya no puedo escuchar términos como low-hanging-fruit o disruptive. Las siento vacías de tanto que los liderazgos las repiten. En lo personal, ya no sé ni lo que quiere decir amor. Todo es amor y para explicarlo hace falta un libro entero.
Luego están las olvidadas, las que ya no sabemos que existen. Bien lo explica Saramago: parece que en lo que se refiere al lenguaje, estamos en un proceso de involución. Y no es que no me fíe yo de las palabras de mi amigo Zé, pero tras una buena conversación con ChatGPT, confirmamos que efectivamente, los libros que más consumimos hoy en día, tienen menos variedad de palabras que los de hace 40-60 años.

Pero a mi las palabras que realmente me interesan, y de las que me podría pasar horas hablando, son las que se quedan suspendidas en un entre, que viven en un limbo de tonos grisáceos, porque no son A ni son B. Es por ejemplo todo lo que vive entre envidia y celos, entre ansiedad y angustia, entre echar de menos y nostalgia. Son aquellas que son capaces de arrastrar con ellas un sinfín de matices sin necesidad de ser rimbombantes o rococós.
Primas hermanas de las que categorizan como "Palabras Intraducibles". Como por ejemplo saudade — que aunque te creas que sabes lo que significa, siento decirte que a no ser que hayas vivido en un país lusófono, probablemente no tengas ni idea de todo el peso que carga cada una de sus letras.



El caso es que la palabra que tenemos se nos está quedando corta para traducir la complejidad del mundo en que vivimos. Definitivamente, crecen en direcciones opuestas el tamaño de los conceptos que manejamos en nuestro día a día, y la capacidad del lenguaje de expresarlo. Lenguaje, que parece que se simplifica a un ritmo algorítmico. Lenguaje, que al mismo tiempo tiene en sí el potencial de abarcar el infinito.
Ncsitms a m p l i a r la palabra.
Yo voto, que en vez de obsesionarnos con encajar nuevos conceptos en el vocabulario que ya existe, hagamos lo contrario. Estiremos la palabra como un chicle, ampliémolosla hasta que quepa en ella la realidad que está por llegar.
Una de las formas que personalmente utilizo para acercarme a ese lugar, es tan simple como el uso del adjetivo; que es, por naturaleza, mucho más dinámico que un sustantivo. Y por tanto, se me hace más fácil de moldear. Para mi adjetivizar una palabra, es como añadirle una nueva pierna, un brazo, en definitiva: aumentarla.
Tampoco nos olvidemos de viajar, hablar con personas nuevas, jugar (como hice yo con la feijoada en mi primer puchero). Y sin miedo, también liberemos a esas pobres que están capturadas por el discurso político.
Usemos la palabra, bien y mal, para que se pueda expandir al mismo ritmo que nuestras ideas.
Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento.
[George Orwell]
Así que no voy a ser yo la que te explique que el lenguaje no se tropieza solito y empieza a perder palabras por el camino. No voy a ser yo la que advierta que resulta extraño que dentro de tanto “desarrollo”, los best-sellers de hoy sean más pobres en palabras que los de 1960. Y mucho menos, seré yo quien sugiera que se nos haya delimitado el lenguaje deliberadamente. Pero sí que me atrevo a compartir dos opiniones: 1. cuanto menor la capacidad de expresión de uno, más escaso su pensamiento crítico y creativo, 2. son el pensamiento crítico y creativo el verdadero motor de un progreso equitativo y colectivo 😀.
Acto 2
Ya sé despedirme. Mari, Rita y Giulia se han ido de Lisboa — como tantos. Esta ciudad, al igual que cualquier capital, empieza a ser insostenible. Les dije adios con la naturalidad del ciclo que se cierra, con la seguridad de que los lazos que continúan. 3 adioses en cosa de un mes y ninguno se ha sentido con miedo.
Hasta hace bien poco lloraba con la intensidad de quien se está yendo de su primer campamento de verano cada una de mis despedidas. La última vez fue hace dos meses volviendo de Rio de Janeiro, no podía aceptar que se me había acabado ese viaje — miedo a enfrentar mi realidad. Cuando me fui de Madrid, me prometí que no iba a sentir algo así por ninguna otra ciudad, que ese sentimiento se lo reservaba solo a ella — miedo de no volver. El día que dejé a mi amiga María en la estación de tren en Luzern sentía que me quedaba sola en Suiza y no sabía cómo continuar — miedo de estar sola. Ni te cuento cómo fue cuando acabé con mi novio con el que viví durante 2 años y se llevó sus cosas de casa. Creo que lloré durante una semana entera sin parar — miedo de volver a empezar.
Ya sé despedirme. Resignifico la palabra adiós para que en vez de un final, sea un puente. Acepto la impermanencia y mientras me preparo para recibir todo lo que vendrá, sonrío con la seguridad de que mis tres amigas, están donde tienen que estar.

Acto 3
Toda esta ida de olla sobre las palabras comenzó el pasado sábado en un workshop de prácticas artistícas para pensar en la palabra como un lugar. Entre otras cosas, respondimos a una pregunta/afirmación: No es la palabra, es el lugar que ocupa? Aquí la mía:
No es la palabra, no es el lugar que ocupa. Es el cuadro que la enmarca.
No es la palabra, no es el lugar que ocupa. Es la emoción que la carga.
No es la palabra, no es el lugar que ocupa. Es el todo que la abraza.
No es la palabra, no es el lugar que ocupa. Es cuán dentro la recibo.
El pucherazo de la semana
Cosas, aleatorias, que me apetece compartir
- Portugal: Érase una vez un país tan bonito y tan pobre, que las latas de atún tenían alarma.
- FAN de John Fullerton y lo que propone sobre la economía regenerativa.
- Esta página tiene todos los libros que te puedas imaginar. De aquí me los he descargado para mi análisis de las palabras.
- La cuadratrua del círculo, de Carla.
- El trabajo de mi amiga Bruna sobre una de esas lenguas que están en un entre, y que mucho me representa: portunhol.
- La peli “A hora da estrela”, el libro todavía me lo estoy leyendo.
- Esta receta de judías verdes sin que acaben en color alga.
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Cosas, bonitas, que me han pasado y quiero compartir
- Hablé con Ken por videollamada y me di cuenta de la suerte que es tener amigos mucho mayores que yo.
- André me ha metido en su grupo de whatsapp “The Boyz”, sin ser yo un boy.
- Fui a mi primera clase de Gaga y fue como masajear mentalmente cada músculo de mi cuerpo.
- Drexler viene a Lisboa en Noviembre.
- Estoy editando un vídeo y de momento, me gusta el resultado.
- He sido capaz de plasmar mi rallada mental sobre la palabra, y estoy orgullosa de haber acabado esta newsletter.
Tengo un calendario en el que cada día me enseña una palabra olvidada, con su explicación. una delicia para empezar el día.
Me ha recordado a tu artículo. Un saludo
Hola, Carmen :) Me encantó esta entrada. El Acto 1 tiene muchas ideas con las que me siento identificado, el uso de los emojis puede decir tanto y puede sentar el humor de un comentario que de otra forma podría entenderse mal. Por suerte aquí podemos usar más de 140 caracteres para expresarnos, pero cuando usaba Twitter eso era un desafío. Es verdad que se abusa de las palabras de muchas formas, sobre todo los medios las queman y las hacen tan falsas que pierden su brillo inicial. Día con día el lenguaje y la capacidad de lectura de la gente se reduce, creo que en parte es culpa de la internet y la falta de atención que motiva a consumir de prisa contenido corto y rápido. Me encantó "Hygge". Creo que la lengua va absorbiendo ideas y palabras y va creando cosas nuevas. Siento que aunque el español es tan basto y tan complejo, cada cultura nos puede dar palabras y frases mágicas para disfrutar. Sobre el Acto 2, se siente tan personal y adoro la idea de ver un adiós como un puente. Saludos y gracias por compartir todo esto.