06: lo siento por no ser emma stone

lo que aprendí de cortarme el pelo

› escribo desde una terraza en el centro de Barcelona, da el sol, es un gustazo

› escucho a Julio Jaramillo, un vicio al que vuelvo de vez en cuando

› esta es corta, me lees en 3 minutos, me escuchas en 5

‹ en mi última publicación hablé del arte de hacer preguntas

Acto 1

Hace un mes Emma Stone apareció en los Golden Globes con un nuevo corte de pelo: un pixie cut. Se habló mucho sobre ello, tanto que incluso se dispararon las búsquedas del término pixie cut en Google ese mismo día.

Su cambio de look fue noticia. Lo que nos dice mucho del estado del periodismo de hoy en día (ya me jodería haber estudiado cuatro años de carrera para acabar hablando de pelo), pero también nos acerca a las opiniones de otros sobre el tema. En concreto a mí me llegó un vídeo de un humorista que básicamente decía:

No se os ocurra entrar en una peluquería con esta foto y decir: quiero esto. Es un corte de pelo peligroso, no tiene arreglo en años. Es un corte de pelo que sólo te queda bien si eres Emma Stone.

Cierro Instagram, me miro al espejo y pienso:

por si mi madre me está leyendo: llevo una camiseta por debajo, no te preocupes

Acto 2

En diciembre (ya no me acuerdo cómo ni por qué), me corté el pelo “a lo Emma Stone” después de muchos años con el pelo largo. Ni me acordaba de la última vez que lo había llevado así. Probablemente porque por esa altura no se llamaba pixie cut y también algo tendrá que ver, que por aquel entonces no era yo quien elegía mi corte.

Estaremos todos de acuerdo en que me quedaba bastante bien (y eso que no soy yo Emma Stone).

Acto 3

Hace poco vi un vídeo donde Sadhguru responde a la pregunta de por qué algunos yoguis se rapan la cabeza mientras otros se dejan el pelo largo. Lo explica desde la perspectiva de la biología vegetal: cuando podas un árbol, la energía se concentra en el área cortada para iniciar el proceso de regeneración. Suele pasar que aparezcan más ramificaciones y hojas en el área podada. Sadhguru dice que de la misma forma, cuando te cortas el pelo, más energía se mueve en esa dirección. Hay quien busque aumentar la actividad en la cabeza y para ello, raparse sería una forma de conseguirlo. Y por otro lado, quien ya tiene los centros superiores energéticos activados, se deja el pelo largo y se lo ata como forma de conservar esa energía.

Algo de sentido tiene, ¿no? A mi no me parecía ninguna locura pensar que el pelo fuese algo más que un accesorio. Hoy se que no lo es. Esto es lo que he aprendido en estos meses:

• La sensación de levedad es inmediata, y no precisamente por el peso.

• El “qué bien te queda” que me comentan otras mujeres muchas veces esconde un “admiro tu valentía porque yo no me atrevería”.

• Desprenderse del pelo facilita el desapego, así, en general, de todo un poco.

• No somos nuestro cuerpo y mucho menos nuestro pelo.

• La sociedad respeta más a una chica con pelo corto que con pelo largo. Se me toma más en serio.

• Cortarte el pelo no te cambia. Tú solo cambias si quieres cambiar.

El pucherazo de la semana

Cosas, aleatorias, que me apetece compartir

- Este vídeo de un chico de mi edad que nunca ha tenido un smartphone es de lo mejor que he visto últimamente en internet. Lloré.
- El loco de Khalil Gibrán: léete el primer poema.
- Vi un corto precioso sobre un señor en Lisboa que practica la colombofilia (entrenar palomas mensajeras para competir).
- Esta cuenta de Instagram como prueba de que sigue existiendo contenido de calidad por ahí.
- Viajes: un cuento de Cortázar, leído por él mismo. Me hace gracia.

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Cosas, bonitas, que me han pasado y quiero compartir

- He pasado unos días con mi amiga Mari que ahora vive en Miami.
- Volví a Barcelona después de años y me sentí como en una peli.
- Me reencontré con un amigo a quien no veía hace 10 años y fue como retomar una conversación de ayer.
- Comí pescaíto frito.
- Me he comprado un boli bic de cuatro colores (con lapicera) y me hace feliz, es lo mejor para subrayar un libro.
- Llevo unas semanas imprimiendo artículos de Substack para leerlos en papel y me encanta.